Pretende establecer principios generales
que se autorrecomienden y que fundamenten de forma racional (sin apelar seres
sobrenaturales) las normas morales vigentes. Nos proporciona sistemas de reglas
prácticas para la “vida buena”. Por ejemplo, la ética de Platón nos dice que
“es preferible sufrir la injusticia que cometerla”; el utilitarismo, que
debemos comportarnos de tal manera que las consecuencias de nuestros actos
proporcionen la mayor felicidad posible al mayor número de personas; la ética
de Kant nos dice: “obra sólo según aquella máxima [norma] que puedas querer que
se convierta, al mismo tiempo, en ley universal”.
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